¿QUÉ ES LA IMPROVISACIÓN VOCAL?
Cuando hablamos de “improvisar” nos estamos refiriendo a una forma de funcionar que, de alguna manera, no está sujeta o limitada a nuestra dimensión racional o reflexiva, la cual tiene tendencia a ordenar y planificar nuestro contexto vital, y como consecuencia, nuestro comportamiento. Entendemos que en la improvisación hay una parte espontánea del Ser que se manifiesta de forma auténtica, y que dicha manifestación nos permite explorar un terreno donde experimentamos una libertad que no nos es accesible desde el plano racional.
Ejercitar la improvisación nos conecta y prepara para vivir desde la fluidez, recreándonos para adaptarnos a los cambios y situaciones que la vida nos depara, y potenciando nuestras capacidades creativas.
La improvisación musical, en particular, suele concebirse como una expresión musical instantánea, espontánea, producida por un individuo o grupo, que puede ser llevada a cabo desde una libertad total o estar sujeta a reglas o pautas, sean ajenas o propias.
En algunos géneros musicales como el jazz o el blues, la improvisación musical tiene un papel muy relevante, y se sabe que incluso algunos de los grandes compositores de la historia de la música, como Mozart, usaban la improvisación musical a nivel compositivo para enriquecer su lenguaje expresivo.
Cuando la improvisación musical es abordada desde la Voz, la implicación personal es aún mayor que cuando se practica mediante un instrumento musical, puesto que la Voz es el instrumento que nos vincula más directamente a nuestras emociones íntimas, y cuando logramos trascender nuestros bloqueos e inseguridades, puede convertirse en una actividad que nos divierte y estimula, ofreciéndonos un recurso para explorar nuevos lenguajes expresivos.
En el campo de la musicoterapia, la improvisación musical es un recurso muy valioso, puesto que nos facilita objetivos como la conexión con nuestra expresión auténtica, la liberación de tensiones psíquicas y emocionales o la superación del miedo al error. Además, no depende de la técnica vocal y no requiere un nivel musical.
Desde las actuales neurociencias se considera a la improvisación musical como un como un proceso original y novedoso que requiere de pensamiento divergente, facilitando la búsqueda de alternativas o posibilidades creativas y diferentes para la resolución de un problema, hecho que comporta un grado de experiencia extrapolable a nuestra vida cotidiana, y que puede, por lo tanto, mejorar nuestra calidad de vida.
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Articulo escrito por Joan Miró y Núria Cervera.