El uso terapéutico del Canto y la Música se remonta a los albores de la humanidad.

Para las tradiciones ancestrales, la música representaba el vínculo entre el mundo material y el espiritual. La relación armónica entre estos dos planos era fundamental para la salud de sus individuos, y el Canto era su forma de mantener dicho equilibrio, de favorecer el diálogo del ser con la Naturaleza, de celebrar los ciclos de la Vida, la caza o la cosecha, de dirimir los conflictos, de mantener la cohesión grupal, de preservar y transmitir sus valores de generación en generación.

Su desarrollo a lo largo de la historia humana nos ha permitido estudiar y conocer el potencial de nuestro gran instrumento, el cuerpo humano, y en particular de la voz, para mejorar el estado de salud de las personas.

El Canto y la Música son recursos de gran potencial muy eficaces en Terapia. Mediante su aplicación la persona no sólo aprende a comunicarse emocionalmente desde su ser auténtico, sino que adquiere una mayor confianza y valoración personal. El uso del Canto y la Música en un contexto terapéutico nos ayuda a generar un vínculo de seguridad, nos proporciona de manera directa un análisis del estado psico-emocional de la persona, y nos permite observar sus potenciales y aspectos a trabajar.

¿QUÉ ES LA MUSICOTERAPIA?

La Musicoterapia se define, según la AMTA (American Music Therapy Association) como el uso consciente de la música para restaurar el equilibrio y la integridad de Ser, mejorando así la salud de la persona. En Musicoterapia utilizamos el sonido, la música y los instrumentos corporo-sonoro-musicales para establecer una relación entre musicoterapeuta y usuario o grupos de usuarios que facilitará la consecución de unos objetivos terapéuticos previamente trazados.

La terapia musical utiliza la música y/o sus elementos musicales (sonido, ritmo, melodía y armonía) para facilitar y promover la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el movimiento, la expresión, la organización y otros objetivos terapéuticos relevantes, para así satisfacer las necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas. La Musicoterapia tiene como fin desarrollar potenciales y/o restaurar las funciones del individuo de manera tal que éste pueda lograr una mejor integración intra y/o interpersonal y consecuentemente una mejor calidad de vida a través de la prevención, rehabilitación y tratamiento.

Para que una intervención con música y canto se considere musicoterapéutica ha de integrar algunas cuestiones fundamentales, como son conocer al paciente, desarrollar la intervención en un marco de objetivos generales determinados por el equipo multidisciplinar o por el propio musicoterapeuta, seleccionar las metodologías adecuadas al colectivo o usuario, así como desarrollar una evaluación del trabajo. Los objetivos generales nos ayudarán a establecer las metas de trabajo en la intervención musicoterapéutica.

CARACTERÍSTICAS TERAPÉUTICAS DE LA MÚSICA

El lenguaje musical presenta una serie de características que facilitan su uso a nivel terapéutico:

Lenguaje simbólico. La música trasciende el plano verbal con sus limitaciones expresivas y abre la puerta a la imaginación y la creatividad, potenciando el hemisferio cerebral derecho asociado a la actividad creativa. Esta característica adquiere especial relevancia en aquellos casos en que las funciones expresivas y de lenguaje se encuentran deterioradas o bloqueadas

Expresión auténtica, sin pasar por el filtro de la razón. Lo que se expresa a través de la música no está sujeto a los mecanismos de defensa que operan en la expresión verbal ordinaria.

Estructura y orden. El lenguaje musical ofrece recursos para dotar de estructura y forma a la expresión. El tiempo   que es la medida musical del movimiento, inherente a la vida.

Universalidad. El hecho de que en todas las sociedades del mundo la música tenga un papel relevante nos lleva a postular su universalidad. Las música nos acerca a este espacio en el cual la experiencia interna humana es única y común.

Interculturalidad. En muchas de las culturas del mundo se encuentran ciertos arquetipos musicales en cuanto a escalas / modos, ritmos o melodías que se presentan bajo formas muy semejantes. Esta característica facilita el diálogo y el acercamiento entre personas de diferentes lenguas y culturas, que se manifiesta en la sociedad moderna en lo que llamamos “fusión” de estilos musicales.

¿CÓMO TE PUEDE AYUDAR LA TERAPIA CON MÚSICA?

La Musicoterapia respeta y potencia la esencia de cada persona con la que se trabaja, ofreciéndole un espacio seguridad sentida mediante experiencias musicales que le permitan desarrollar sus capacidades expresivas. La comunicación mediante la música, el sonido y la voz facilita el vínculo afectivo a partir del cual desarrollar un contexto terapéutico que le ofrezca bienestar.

La Terapia con música nos ofrece un marco de expresión emocional que permite al usuario entrar en contacto con su mundo interior y simbólico por medio de un lenguaje que trasciende la palabra, llegando hasta el núcleo del ser. La experiencia musical en Musicoterapia puede ayudar a validar a la persona fortaleciendo su autoestima, a encontrarse con sus necesidades y a fomentar su autoconfianza.

Los tres aspectos fundamentales de la música, el ritmo, la melodía y la armonía, nos permiten movilizar el ser desde sus niveles fisiológico, psicoemocional y social respectivamente. La toma de conciencia de nuestro cuerpo, de sus biorritmos, niveles energéticos y tonicidad muscular, la mejora de las facultades psicomotrices, el reconocimiento, aceptación y transformación de sus emociones profundas, la exploración y de sus roles y posibilidades de comunicación, sin olvidar la reconexión con el plano espiritual, son algunos de los beneficios que se pueden alcanzar mediante la terapia musical, usando técnicas de representación que implican el cuidado del gesto genuino de cada persona.

En musicoterapia utilizamos la música para potenciar la empatía entre los miembros de un grupo, promoviendo la interacción desde la escucha y la creatividad, posibilitando la comunicación, la cohesión grupal y la sinergia, animándolos a adentrarse en un espacio de exploración que les ayuda a vislumbrar las alternativas y posibilidades de cambio. La experiencia musical en Musicoterapia puede ayudar a la persona a encontrarse con sus necesidades de forma auténtica, dando como resultado el fortalecimiento de su autoestima y autoconfianza.

Utilizar la música y el canto en terapia, por tanto, incide de manera holística en nuestro ser a los niveles:

FÍSICO. Percepción corporal, equilibrio de los ritmos vitales (respiración, ritmo cardíaco, presión sanguínea,) coordinación, estimulación y relajación muscular, fortalecimiento del sistema inmunitario.

COGNITIVO. Memoria, fluidez del habla, entonación, agilidad de pensamiento y de asociación, estimulación del aprendizaje musical y verbal, atención, concentración, coordinación o lateralidad.

EMOCIONAL. Comunicación y expresión, reconocimiento y expresión de las emociones, refuerzo de la autoestima, reconocimiento de los patrones y arquetipos operantes, valoración personal.

ESPIRITUAL. Fe, confianza, expansión de consciencia, conexión con la transcendencia, estado de paz.

¿CÓMO FUNCIONA LA TERAPIA MUSICAL?

Se trata de usar las cualidades naturales de la música para conectar con la Identidad Sonora (ISO) de la persona o grupo, facilitando su expresión. Así, el ritmo, la melodía y la armonía se convierten en valiosas herramientas para fomentar espacios de libertad de expresión y de conexión profunda con la esencia de la persona, generando nuevos caminos de comunicación emocional y relacional.

En la terapia musical utilizamos distintas metodologías que permiten al usuario expresar su mundo interno sin la necesidad de saber música o cantar, ya que la música no es un fin sino un medio para conectar al paciente o usuario con sus necesidades y fortalezas. Las metodologías de intervención son variadas y seleccionadas según la tipología de cada persona, ya que el objetivo principal es generar un espacio de bienestar y salud escuchando y potenciando el código expresivo individual o grupal.

Podemos discernir entre 2 enfoques complementarios:

La musicoterapia activa promueve la expresión corporal, y la exploración de la voz y de distintos instrumentos musicales. Se nutre de dinámicas en las que el usuario se expresa a nivel corporal, danza, canta, toca instrumentos, improvisa música o compone en función de los objetivos terapéuticos previamente trazados.

La musicoterapia receptiva implica un viaje hacia la exploración interna del usuario, quién manteniéndose en un estado de quietud corporal, atiende a su mundo interno mediante técnicas como las audiciones, relajaciones, viajes musicales, visualizaciones, así como la integración a través de la palabra.

BENEFICIOS DE LA MUSICOTERAPIA

La Musicoterapia actúa fundamentalmente como técnica psicológica, es decir, su aporte terapéutico reside en el reconocimiento y transformación de los conflictos emocionales, de las actitudes y de la dinámica psíquica del usuario, que incidirán de manera beneficiosa en la evolución de cualquier patología o desequilibrio que sufra el ser humano.

También debemos valorar su gran contribución como soporte de otras técnicas terapéuticas. En este caso la musicoterapia abrirá los canales de comunicación para que éstas puedan actuar eficazmente. Actualmente la musicoterapia está ya implantada en casi todos los ámbitos de la sociedad: clínico, educativo, social, terapéutico, espiritual.

La aplicación de la música en terapia ofrece grandes beneficios en distintas áreas:

Área afectiva emocional: La música es un lenguaje que permite a las personas expresar las vivencias de su mundo interno, representando sentimientos, sensaciones y emociones que muchas veces no logran ser canalizados por el sendero de la palabra hablada. Encontrar una vía de expresión posible y accesible como puede ser la música, fortalece la autoestima y permite desarrollar el equilibrio emocional.

Área social vincular: Participar de experiencias musicales compartidas refleja las formas que la persona tiene de relacionarse, posicionarse y comunicarse con los otros, a la vez que permite la experimentación de diferentes roles. En una improvisación sonora, el paciente puede colocarse como fondo o como figura, puede escuchar y ser escuchado, silenciarse o hacerse escuchar, resonar, esperar, crear, ser solista o acompañamiento, dialogar, imitar o contrastar. Personas con dificultades en la comunicación pueden encontrar en estas experiencias una forma accesible de intercambio e interacción, y a través de lo cual puedan desarrollar nuevas posibilidades comunicativas.

Área cognitiva: La experiencia de escuchar y producir música y sonidos, pone en juego y permite estimular diferentes capacidades cognitivas como son: la atención, la concentración, la memoria, la capacidad de relación, la receptividad a la comprensión, la imaginación, la creatividad, el desarrollo de lenguaje y la lecto-escritura.

Área Psicomotriz: Tanto la producción como la percepción musical atraviesan al cuerpo, ponen en juego su sensorialidad, involucran al movimiento y accionan las posibilidades expresivas y receptivas del sujeto ayudando a mejorar y desarrollar aspectos como la lateralidad, la consciencia corporal y la postura o la fluidez en el movimiento.

EL SERVICIO DEL TERAPEUTA MUSICAL

El musicoterapeuta, terapeuta vocal o acompañante de un proceso terapéutico mediante la música debe tener los conocimientos y experiencia musical y clínica necesaria para ofrecer al usuario un espacio de seguridad y sostén en la intervención.

En la formación y práctica de esta profesión es imprescindible desarrollar tres aspectos, el musical, el psicoterapéutico y el espiritual. A nivel musical, es importante y necesario estudiar e integrar aspectos básicos del lenguaje musical para poder potenciar el discurso musical de las personas a nivel, rítmico, armónico o melódico a través de los instrumentos y la voz. A nivel psicoterapéutico, es importante desarrollar las habilidades de escucha, sostén, empatía, capacidad de ver los mecanismos de escape, confianza y seguridad entre otros. A nivel espiritual, es importante que el o la terapeuta musical pueda tener la capacidad del volver a mirar, de hablar y expresar integrando la escucha activa, el silencio, la comunicación emocional asertiva y la conciencia para proyectar su historia personal o sus creencias en el otro.

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Escrito por Nuria Cervera y Joan Miró